Isis «la Gran Maga»
Isis llegaría a convertirse en la diosa más famosa del panteón egipcio, gracias a la propagación de su culto por todo el Mediterráneo de la mano de Roma.
“Poderosa, la primera de las diosas, Gobernante en el cielo, la primera en la tierra…Todos los dioses están bajo tu mando”.
Inscripción en Philae
Esposa y hermana de Osiris, dios de la ultratumba y primer faraón mítico del Antiguo Egipto, tiene un papel destacado en el mito relacionado con ese dios. Según la versión más extendida de este relato, que conocemos gracias al escritor romano Plutarco (De Iside et Osiride), Set (hermano de ambos), celoso porque Osiris era el faraón de Egipto, lo mata, lo descuartiza y reparte sus miembros por todo el territorio egipcio. Isis recorre todo el país en busca de su esposo – ayudada por su también hermana, Neftis. Una vez recuperados los pedazos, consigue restaurar el cuerpo de Osiris e insuflarle de nuevo el aliento de la vida hasta el punto de concebir a su hijo, Horus, quien posteriormente vengará a su padre y recuperará el trono de Egipto. Es por ello que cada faraón era considerado la encarnación de Horus en la tierra.
Con este mito se entiende el importante papel funerario de esta diosa, ayudando al proceso de renovación de la vida. Así mismo, en su papel de madre de Horus, a quien protege de diversos peligros durante su infancia, será también considerada protectora del faraón. De hecho, su nombre en egipcio (“Iset”) significa “trono”, lo que indica perfectamente la asociación de Isis con la institución de la monarquía.
A Isis también se la conoce como “Gran maga” pues, como también podemos ver en el mito de Osiris, la magia ocupa un papel importante en los poderes de esta diosa. Así, se invocaba a Isis en conjuros de protección y sanación.
Como apuntaba más arriba, el culto de Isis se expandió por todo el Mediterráneo y se convirtió en una diosa universal, en la cual confluían aspectos y funciones de otras divinidades femeninas. Además, no se trató de un culto de carácter “elitista”, sino que la mayoría de sus adeptos eran gente sencilla, lo cual explica su profundo arraigo, incluso en la época en que ya el cristianismo había arrinconado a las religiones paganas. En el libro El asno de oro, de Apuleyo, se dice de Isis que es “madre del universo” y “señora de todos los elementos”.
Su principal lugar de culto fue en la isla de Philae, donde se levantaron diferentes templos durante las últimas dinastías egipcias, y a cuyo conjunto también contribuyeron diversos emperadores romanos. Estos templos se vieron afectados por la construcción de la Gran Presa de Assuán a mediados del siglo pasado, y fueron trasladados bajo el patrocinio de la Unesco. Así, actualmente el conjunto templario se levanta en la isla de Agilkia, en un bellísimo enclave que nos permite imaginar la magnificencia que tuvo en la época de su máximo esplendor.