Íñigo de Loyola, ejercicios espirituales
Año tras año algunas efemérides resuenan desde su instauración. Dan cuenta del valor principal de una de las facultades sobresalientes de la humanidad: la memoria. Es el caso de muchas conmemoraciones de carácter religioso o de acontecimientos políticos, científicos, sociales y más. Entre estos memoriales hay uno que destaca cada 31 de julio; señala el día que San Ignacio de Loyola falleció en 1556. Estaba en Roma en su celda de la sede jesuita y tenía sesenta y cuatro años. Lo recordamos como una figura principal de la cultura universal por su legado ejemplar. Íñigo nació en octubre de 1491 en Azpeitia, Guipúzcoa, en el seno de uno de los linajes más antiguos e ilustres de Europa, la Casa de Loyola. Fue el último de trece hermanos. A los dieciséis años...
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