Karnak, el templo de los templos

Karnak, el templo de los templos

El Templo de Karnak es uno de los lugares más impresionantes que pueden visitarse en Egipto, y eso ya es decir mucho, porque en Egipto hay muchos sitios impresionantes para ver. Situado en la ciudad de Luxor, la antigua Tebas (para los griegos… su nombre egipcio era Waset, “la poderosa”), es sin lugar a dudas “el complejo templario de mayores dimensiones construido por el hombre” (Richard H. Wilkinson, Los templos del Antiguo Egipto, p.154).

El nombre Karnak es árabe, y su significado es “ciudad fortificada”; su nombre original, sin embargo, es Ipet Isut, “El Más Selecto de los Lugares”. Su origen data del Reino Medio, pero fue sin duda durante el Reino Nuevo cuando alcanzó su mayor proyección y majestuosidad, gracias a las construcciones que cada faraón erigió allí a mayor gloria del dios Amón.

Karnak está constituido por tres grandes recintos: el templo de Amón, el de su esposa Mut, y el del dios Montu, antiguo dios guerrero de Tebas que fue desplazado durante el Reino Nuevo por Amón. Además, también hay un pequeño templo dedicado al dios Khonsu, hijo de Amón y Mut; los tres formaban la tríada tebana. Muy interesante es el concepto de tríada de dioses, formada por una pareja y su hijo varón, una suerte de sagrada familia que eran los dioses tutelares de las principales ciudades egipcias. Un gran tema para otro post.

Como comentaba, todos los faraones construían en Karnak, como una especie de tributo al dios Amón; podían ser construcciones templarias, como el Akhmenu de Tutmés III, pequeñas capillas, como la Capilla Roja de Hatshepsut, estatuas, obeliscos… Una de las construcciones más increíbles de la Antigüedad se encuentra en el Gran Templo de Amón: la sala hipóstila, iniciada por Seti I y acabada por su hijo y sucesor Ramsés II, constituye un verdadero bosque de piedra, con 134 columnas de tamaño colosal (las 12 centrales de 21 metros de altura, las otras 122 de 15 metros). En el libro antes citado (p.157), Wilkinson nos da uno de esos datos que hacen tan fascinante la arquitectura egipcia antigua: “… resulta difícil hacerse una idea del tamaño real de estas columnas, pues sobre los capiteles de las de mayor tamaño podría colocarse un grupo de 50 personas juntas de pie”.

Karnak fue creciendo de dentro a fuera, pues varios faraones decidieron ampliarlo construyendo un nuevo patio y otra entrada, enmarcada en un fastuoso pilono, el elemento más reconocible de los templos egipcios. En total, hay 10 pilonos en el conjunto de Karnak.

Hoy día, Karnak es un gigantesco puzzle de ruinas esperando ser ordenadas. Desde hace años, el exterior del templo de Amón forma un espectacular Museo al Aire Libre, donde encontramos construcciones como la Capilla Roja de Hatshepsut o la Capilla Blanca de Sesostris I, que fueron reconstruidas allí en su momento, así como otros muchos elementos del recinto. Es impresionante simplemente pasear por el complejo, dejándose llevar, y quizás “descubriendo” pequeñas joyas, como el templo dedicado al dios Ptah. En su interior, en una capilla dedicada a la diosa Hathor, hay una estatua de Sekhmet, la diosa leona consorte de Ptah; la única vez que pude entrar, un pequeño haz de luz iluminaba a la diosa desde arriba, en la penumbra del santuario. El celador nos dijo que podíamos pedirle un deseo al oído, en susurros; a mi amiga se le cumplió… a mí no. En todo caso, ése es uno de los momentos más especiales de los viajes que he hecho a Egipto.

El conjunto de Karnak está conectado con el otro gran templo de esta zona, el Templo de Luxor, mediante una soberbia avenida flanqueada por esfinges, unas con cabeza humana y otras con cabeza de carnero. A lo largo de la misma, las procesiones con las estatuas divinas recorrían los 2’7 km que separan los dos templos, para conmemorar diferentes festividades del calendario religioso egipcio. Sin duda eran acontecimientos impresionantes, y una de las pocas ocasiones en que el pueblo podía contemplar las imágenes sagradas. En los últimos años, Egipto está haciendo un gran esfuerzo por recuperar el esplendor de su grandísimo legado, y en este marco el pasado 25 de noviembre se abrió al público esta avenida procesional, tras décadas de trabajos de restauración. Una razón más para volver a Egipto.

Marta Villanueva

Co-fundadora de Antiquitas, Cultura y Humanidades

Imagen: Primer Pilono de Karnak. Autor: Marc Ryckaert_CC BY_SA_4.0_https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=85637273

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