Marco Antonio, el amante esposo de Cleopatra

Marco Antonio, el amante esposo de Cleopatra

El rudo militar romano no opuso resistencia a los encantos de la joven Cleopatra VII, reina de Egipto, a la cual le precedía una fama de opulencia y excesos orientales.

Después del asesinato de Cayo Julio César, el 15 de marzo del año 44 a.C., Marco Antonio se convirtió en el “heredero de facto” del poder de Roma. Tanto fue así que Calpurnia, la viuda de César, le hizo entrega de todos los documentos de éste y le confió la custodia de sus bienes. Los partidarios de César también apoyaban al militar.

Pero Cayo Julio César había nombrado en su testamento “heredero legal” a su sobrino-nieto y a la vez hijo adoptivo, Cayo Octavio Turino, quién reclamó la herencia, convirtiéndose en el sucesor legal de César.

Por lo tanto, en Roma había dos “herederos” del poder: Marco Antonio, político y con una larga experiencia militar, y Octavio, un joven sin experiencia ni militar ni política. Ambos llegaron a un forzoso entendimiento, creando el Segundo Triunvirato, junto a Marco Emilio Lépido, partidario de Marco Antonio. Fue este un triunvirato tenso, tanto por los intereses territoriales como por la pugna de poder entre ellos, cosa que no era ajena a la historia de poder en Roma.

Los triunviros se repartieron todo el territorio de Roma y Marco Antonio se hizo cargo del gobierno de los territorios de Oriente.

Cuenta la leyenda romana que Marco Antonio conoció a Cleopatra cuando ella tenía 15 años y él mismo afirmaba que se enamoró de ella en aquel mismo instante. Él era un joven oficial de caballería del ejército de Gabinio, quién ayudó a Ptolomeo XII, padre de Cleopatra, a recuperar el poder sobre Egipto, pero no existe ninguna evidencia sobre ello. Cleopatra y Marco Antonio probablemente sí se conocieran cuando ella acompañó a Julio César a Roma, con el hijo de ambos, Cesarión.

A partir de ese momento, la historia de los encuentros entre Cleopatra y Marco Antonio, está envuelta en un halo de leyenda que nos llega de manos de los escritores romanos, todos partidarios de Octavio, puesto que las fuentes contrarias a él desaparecieron cuando éste subió al poder. La cual cosa contribuye a una visión distorsionada de la faraón egipcia.

Nos cuenta Plutarco de Cleopatra en su primer encuentro con Marco Antonio en Tarso: “…en aquella edad en que la belleza de las mujeres está en todo su esplendor y la inteligencia en su plena madurez” (la reina tenía 28 años y Marco Antonio 42)

La triste historia de amor que vivieron Cleopatra y Marco Antonio, tuvo un desenlace fatal, el día 1 de agosto del año 30 a.C, Marco Antonio pide a su esclavo Eros que lo mate, pero éste lo que hace es suicidarse delante de su señor, lo cual obliga a Marco Antonio a suicidarse él también, con su propia espada, con tan mala suerte que lo único que consigue es herirse de gravedad.

Lo que nos cuenta Plutarco sobre la muerte de Marco Antonio es un episodio que contribuye al dolor y la desesperación que padecieron los amantes durante todo su idilio. Marco Antonio murió en brazos de su amada Cleopatra. Dejaba tres hijos en común, fruto de su relación.

Eva Mellado.

Socia co-fundadora de Antiquitas, Cultura y Humanidades.

Imagen: Busto de Marco Antonio, Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano.

Sin comentarios

Publicar un comentario